Cuenta la leyenda que el origen de esta tarta se debe a una sirena llamada Partenope, que una vez por año visitaba el Golfo de Posillipo. Los napolitanos, para homenajearla le regalaban trigo, huevos, agua de flores de naranjo y otras materias primas que siete vírgenes pasaron a buscar. La sirena, en agradecimiento, recibió de ellos la pasta frola, que a su vez, obsequió a los napolitanos.
Leyenda aparte, lo cierto es que esta sabrosa tarta da nombre a un lugar que hace poco abrió sus puertas en una de las zonas más emblemáticas de Barcelona: El Eixample.
Aunque hacía más o menos un mes que llevaba funcionando, Pastafrola fue inaugurada el pasado 17 de octubre. Sus dueñas Sol y Ximena, que vienen de una larga experiencia en la hostelería y en ofrecer servicios de catering para particulares y empresas, deseaban tener un lugar propio, un sitio donde poner toda su ilusión, toda la dulzura que hacen de éste un espacio que vale la pena conocer. Pastafrola es un proyecto lleno de mimo y los últimos detalles se incorporan a la decoración y a la carta poco a poco.
Pastafrola además de un lugar para degustar sabores de aquí y de Argentina, quiere ser también un espacio cultural, un lugar donde haya exposiciones de fotografias, cuadros, talleres de cocina para niños entre otros proyectos. El día que lo visité, se podía contemplar varias fotos de Roger Casas. que componían la decoración.
Con una entrada amplia y clean, una bonita barra y un segundo ambiente que está al fondo y tiene una gran mesa, Pastafrola es un lugar perfecto para diferentes públicos. Tanto si pasas con prisas para tomar un café, comer, leer una de las muchas revistas que encontrarás por el local, trabajar desde un ordenador, celebrar una fiesta , reunirse con amigos o ir con sus hijos, que dibujarán mientras disfrutas de tu té, café, zumo o lo que sea. Todos se sentirán a gusto. Otro detalle es la rampa que hay en la entrada y que permite a las personas con movilidad reducida acceder al lugar con mucha facilidad.
Todo el tiempo que estuve en Pastafrola el olor que había en el aire, el aroma de empanadas, quiches, panqueques y todos los sabores que salen de la cocina (que está cerca) me daban una grata sensación de calidez.
Alfajores, pastafrolas, muffins (sin gluten), arroz con leche, bocadillos, mermeladas caseras, pasteles, una infinidad de buenas opciones. En una de las paredes está apuntado todo lo que uno puede pedir y ya os digo que hay un amplio abanico tanto de dulces como salados. Sin olvidar que al mediodía nunca falta una sopa, ensalada o una «promo».
Está claro que no podría irme sin probarme el dulce estrella y elegí una pastafrola de batata dulce, porque este relleno me trae agradables recuerdos de la infancia. Me encanta hacer estos viajes en el tiempo a través del paladar, qué buena elección y como no serla ya que dicen que Cortázar era un fanático de este dulce. Con tan buena referencia…
Ya el pionono lo quise de dulce de leche, no me perdonaría si saliera de Pastafrola sin el dulce sabor tan carcterístico de los postres argentinos Para finalizar degusté un sándwich de miga, me llamó la atención el nombre y Sol una vez más me explicó con detalles como se prepara este sándwich tan propio de la gastronomía argentina y lo bueno es no presenta ninguna dificultad para prepararlo, por eso aquí os dejo una receta.
Con servicios de Take way y Delivering por la zona, Pastafrola lo pone fácil a cualquiera. Si alguien quiere organizar una fiesta de cumpleaños, bautizo, etc, en el espacio, seguro que hablando con las propietarias encuentra algo que se adapte a lo que busca. Y para estar a par de las novedades, es sólo seguirlos en el Facebook.
Calle Roger de Lluria, 114